martes, diciembre 20, 2016

Con esfuerzo y sacrificio un pobre yucateco puede ser periodista







EL CRITICO RAY

Con esfuerzo y sacrificio un pobre yucateco puede ser periodista



¿Haber nacido en un humilde pueblo del noreste de Yucatán que de adolescente migró a Mérida en busca de capacitación y con el tiempo mejorar en la vida, incluyendo ser periodista de prensa, radio y TV con alcance estatal, regional y nacional era posible?

Sí. El que quiere puede y más con la venia del Señor. Todo es menos fácil pero la pobreza extrema nos impulsa. Hay muchos obstáculos por sortear. Situaciones difíciles por enfrentar. Retos y obstáculos de todo tipo. Pero hay que seguir adelante.
Así comenzó la otra parte de mi historia a fines de los años sesenta. No sólo se trataba de cumplirle a papá Sinforiano Martín Córdova la promesa hecha desde niño: "Cuando crezca, papá, trabajaré, hablaré inglés, te mandaré tu dinerito y seré un buen periodista y escritor..", sino un afán de vida que pasados casi 45 años le cumplí en vida y lo sigo haciendo aunque él, igual que mamá María Agustina, no están en esta dimensión desde hace muchos años.

Aquel día traté de hacer un repaso de cuántos oficios he tenido en mi vida. Me quedé en más 20. Trabajé desde niño ayudando a papá desyerbando en la milpa, chapeando en los henequenales, repartiendo leche de vaca que mi hermano Mateo ordeñaba en nuestro pequeño rancho o vendiendo granizados, alquilando "cuentos" de Memín en el parque, boleando zapatos los sábados o domingos...

Y en la ciudad, en Mérida, buscando trabajo "de lo que sea" con tal de tener un empleo; lavaplatos, ayudante de cocina, una especie de gerente de coctelería... Hasta terminar un taller de periodismo con el maestro Renán Irigoyen Rosado (q.e.p.d.) y no recibir la oportunidad de trabajar en el Diario de Yucatán porque ni cumplía 17 años ni era profesor, ex seminarista ni fallido abogado...

Pero la fallida aventura de ir al DF a buscar empleo en los periódicos como NOVEDADES, EXCELSIOR o EL UNIVERSAL es harina de otro costal porque pasados los años pude ser corresponsal de esos medios y hasta articulista del último ya citado.

Cosas de la vida para pueblerinos como yo: yucateco-campechano-quintanarroense-mexicano a mucha honra, que ha tenido la oportunidad de compartir sus pocos conocimientos impartiendo incluso talleres de periodismo, de superación personal.

Repito: el camino no ha sido fácil pero tampoco se trata de hacerla de mártir. Sino de confirmarle a las nuevas generaciones de que "el que quiere puede" con la ayuda de Dios, aunque seamos pecadores. Nada es gratis. Cuesta esfuerzo, dinero, entrega, perseverancia... Más cuando se tiene ideales, principios, claridad de pensamiento...

Mis amigos y colegas, muchos se ellos, se han quedado en el camino, descansan en paz. Incluso tuve la oportunidad de apoyar a mi hermano José Martín Gómez para integrarse al periodismo (FOTO INCLUIDA CAPTADA AL FINAL DE LA COL. MAYAPAN A FINES DE LOS AÑOS SESENTA) en Quintana Roo, como lo he hecho también con otros compañeros a quienes les recalqué la importancia de la solidaridad.

Insisto: no se trata de presumir ni estoy descubriendo el hilo negro por mi trabo en prensa, radio o TV (por cable). Pero sí se puede uno superar. Cualquier persona, cuando en verdad, lo quiere, con esfuerzo. Antes y ahora. Hay que sacrificarse, sí, pero vale la pena. Incluso haberle devuelto con palabras y con obras a mi querido Dzilam González el haberme dado la oportunidad de ser uno de sus hijos. Gracias mi Dios y a quienes me ayudaron o no.- Raymundo Martín Gómez

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