Por Felipe A. Esparza
En Quintana Roo la efervescencia pre electoral está en todo su apogeo. Las reformas a la Ley Electoral votadas hace unos días en el Congreso del Estado, han causado revuelo a nivel nacional, inclusive, en la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Carolina Monroy, secretaria general del PRI Nacional, ha dicho que esta reforma va contra la propuesta del Presidente Enrique Peña Nieto de generar paridad completa en la competencia democrática.
Desde la tribuna del Congreso del Estado, fue el diputado local Filiberto Martínez Méndez quién prácticamente prendió la mecha al advertir que en el artículo 159 no es clara la redacción en relación con la participación de la mujer en la transversalidad.
-En los ayuntamientos no precisa de manera clara que deben ser cinco mujeres y cinco hombres, si fuera el caso. “Por eso mi voto es en contra”, expresó enérgico.
Indicó que si bien es cierto que se fija igualdad de número de hombres y mujeres para la conformación de las planillas de regidores, no queda clara esa misma igualdad en los ayuntamientos.
Desde entonces ya se venía venir una cascada de reacciones. El diputado Filiberto Martínez había hecho notar, en la argumentación de su postura, que se tiene que ser congruente con lo que se dice y con lo que se hace.
Y ahí tiene usted que también Diva Gastelum, dirigente del organismo nacional de mujeres priístas se sumó a las voces en contra y afirmó que tal reforma sería impugnada, tal como ha sucedido, pues la senadora independiente, Martha Tagle, ha metido un punto de acuerdo exhortando al gobernador Borge Angulo a vetar las modificaciones que recientemente aprobó el congreso estatal en materia político-electoral.
Dentro del mismo ejecutivo estatal, Gabriel Mendicuti Loría, Secretario de Gobierno, publicó en su página de Facebook estas líneas:
No comparto la determinación de nuestros diputados con respecto a la restricción de los derechos de las mujeres quintanarroenses a la paridad en su participación política y en acceder los puestos de Gobierno.
La larga lucha de las mujeres mexicanas por lograr la igualdad de género, en todos los ámbitos de la vida social, tiene su principal reto en el ámbito de la política.
Quizás un mayor debate y una mayor participación de las mujeres en ese debate enriquecerían el proyecto finalmente aprobado.
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