EL CRITICO RAY
A la vista, el abandono de Dzilam Bravo
por culpa de los funcionarios
Raymundo Martín Gómez
El abandono se nota en sus calles, en la
mayoría de las casas, en los pocos negocios que sobreviven y obvio junto al
mar, en el malecón de Dzilam Bravo, donde antes hubo arena y hoy existe un muro
de contención que frena el avance del agua, fenómeno que comenzó hace más de
más de 50 años.
Ubicado al final de la carretera
Mérida-Dzilam Bravo, este singular puerto que hasta los años sesenta todavía
era un deleite para el turismo de una amplia región de la zona oriental de
Yucatán, paso por no sus buenas épocas en que pudo combinar la pesca con el
turismo sustentable.
Los pésimos políticos que se han
desempeñado como alcaldes, diputados locales o federales, senadores y
gobernadores no hicieron bien su trabajo al grado de que este puerto, que llegó
a ser uno de los principales productores de pescado y otras especies marinas,
está en decadencia, con múltiples problemas agudizados por personas llegadas de
otras ciudades o entidades para dedicarse a la pesca del codiciado pepino de
mar, que se exporta al extranjero pues lo pagan en dólares los asiáticos.
Viniendo desde Dzilam González, que es
la única carretera en buen estado, desde antes de entrar al puerto se nota el
abandono por la poca gente que uno encuentra en las calles que años atrás
fueron desapareciendo con el avance del mar que se "comía" la arena
hasta que colocaron el muro de contención desde el puerto de abrigo hasta lo
que viene siendo la salida a la carretera costera a Santa Clara y que comunica
a Progreso.
Ya no hay restaurantes o lugares dignos
para comer un pescado frito, por ejemplo, el agua de mar tiene un tono oscuro
que no invita a darse a un remojo amén de que desaparecieron las playas que habían un tramo que abarcaba desde atrás
de la iglesia católica del centro hasta el otrora campo de béisbol (FOTO
INCLUIDA CAPTADA EN LOS AÑOS SETENTA), donde ocasionalmente aterrizaban las
avionetas.
De los grupos o cooperativas de pesca ya
casi no existe pero los pescadores confirman que sí hay mucha gente llegada de
otras ciudades o entidades del país para sacar del fondo marino el preciado
pepino de mar (una especie de gusano que se alimenta del sedimento y la basura
que tiran los pescadores), tarea que realizan durante el día por lo cual el
puerto luce desierto.
El malecón no es ningún atractivo
turístico pues carece de establecimientos para comer o beber y las lanchas no
lucen en el mejor estado que se diga al grado de que hasta el monolito dedicado
al pirata Lafitte luce abandonado (FOTO INCLUIDA), con la cruz de arriba
destruida, ante la apatía de los funcionarios municipales o estatales.
Además de la pesca de especie de escama
como el mero que hoy están casi
extintas, la de captura de pulpo también ha decaído por la excesiva explotación
de esa y otras especies.
El ecoturismo que pudo representar las
bocas de Dzilam o algunos atractivos naturales más allá al oriente no
recibieron promoción aunque rumbo a Santa Clara hay proyectos en marcha sobre
turismo que repuntan pese a todos los pesares. Pero falta apoyo de parte de los
funcionarios municipales, estatales y federales para no dejar morir a esta que
fue una zona importante para Yucatán el oriente en su conjunto.- Raymundo
Martín Gómez, Chetumal, Q. Roo
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