viernes, agosto 26, 2016

El cerro y la iglesia, eran los únicos sitios para jugar en Dzilam




EL CRITICO RAY

El cerro y la iglesia, eran los únicos sitios para jugar en Dzilam

Raymundo Martin Gómez




Sin juguetes de ninguna clase, menos los que años después vinos llegar de Chetumal, como los trenecitos de cuerda, los niños pobres de Dzilam González crecimos buscando dónde distraernos o jugar pues no había sitios creados para nosotros, entonces algo bastante común en los pueblos yucatecos.




En la plaza principal no había nada, ni el parque (COMO LO MUESTRA LA FOTO DE BLANCO Y NEGRO), pues apenas al fondo se observa a la derecha la iglesia cuando tenía su techo de madera y láminas que derribó el ciclón Beula (si no mal recuerdo) en los años sesenta. Y a la izquierda estaba el cerro, cubierto de vegetación, con la pirámide maya sin explorar como hasta ahora pero ya luce pelón (FOTO INCLUIDA, CAPTADA HACE UNAS SEMANAS).

Algunos niños subían al cerro, con todos los riesgos que eso implica, más al bajar porque no había dónde sostenerse, pero era una aventura y un riesgo que valía la pena correr porque veías una parte del pueblo, aunque sea a los lejos, pues no había casas altas ni grandes excepto el cinema "Peraza" y alguna otra por allá.

Los chavitos más "tranquilos" preferíamos entrar al atrio de la iglesia (FOTO CAPTADA HACE UNAS SEMANAS), subir al campanario y verlo todo desde una mejor perspectiva o mayor seguridad, aunque algunas veces tuvimos la osadía de bajar por el lado sur que no llega al suelo y que representa un grave riesgo, pero gracias a Dios nunca supe que alguien se haya caído.

Cuando empezamos la primaria en la "Salvador Alvarado" los juegos ya eran otros durante la media hora del recreo, como pesca-pesca. Recuerdo con qué felicidad corríamos en el parque ubicado casi enfrente, ante Palacio Municipal (que para entonces era llamado "cuartel" y no tenía nada en la parte alta), que se construía en el trienio del alcalde don Atilano Baeza Campos, que le incluyó un área de juegos infantiles donde al mediodía yo acudía a jugar, mientras veía a su hermosa hija, Miriam Aidé, la chica más bella del pueblo.

Era nuestro parque y había que disfrutarlo también para distraer al estómago y no ver que que quienes llevaban gastada comían empanadas de cazón o tomaban horchata al tiempo, porque el hielo llegaba pero más tarde en el el viejo autobús desde Izamal. Pobres como la mayoría de aquella época, a nosotros no nos daban gastada y el desayuno era por ejemplo un poco de café o chocolate con unas galletas animalitos, unas "soles" o galletas de soda.

Con el tiempo entendí que gracias a que íbamos a jugar a la iglesia, Dios, la Virgen, nuestro patrono San Francisco de Asís de alguna o muchas formas me fortalecieron, me impulsaron, me nutrieron para que al salir del pueblo a los 13 años con el fin de capacitarme, de estudiar o al menos aprender un oficio de las varias opciones que me había planteado para conquistar una parte del mundo, pasadas las décadas aquí sigo como una prueba fehaciente de que el "querer es poder", por muy pecador que uno sea.

Muchos dzilameños no vivieron estas épocas ni otras más turbulentas. Por eso conviene refrescar la memoria histórica con estas fotos, más en esta era de avance tecnológico en que casi cualquier teléfono no sólo ofrece cualquier información sino que hasta te aleja del presente, del pasado, algo que no debe suceder porque incluso ya hay quienes tienen vergüenza para aceptar que nacieron o crecieron en un pueblo humilde. mi amado Dzilam, donde hay gente valiosa y valiente.- Raymundo Martin Gómez, Chetumal, Q. Roo


1 comentario:

  1. hola buenas tardes,una pregunta...que no fue el huracán ines el que derribo el techo de la iglesia? mis papás siempre me han platicado esa historia yo soy 100% Dzilam, nacida ahí y siempre me sentiré orgullosa de serlo vaya a donde vaya!! atte. Goretti A. castillo Martin ;)

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